Llamamiento a la libertad

Llamamiento a la libertad - c.- ¿Cómo ser libre?

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c.- ¿Cómo ser libre?

No obstante que la libertad es inherente al hombre es necesario aprender a obtenerla y merecerla, dado que la libertad no se compra en el mercado ni se adquiere sólo con el deseo, aun cuando éste es esencial para su consecución; de otra parte, la libertad constituye un principio o valor sustancial para el accionar consciente del hombre; por lo que es aconsejable premunirse de conceptos y/ o reglas esenciales escritas por el hombre, no sólo sobre la libertad, sino también respecto a su relación con otros valores básicos como la verdad, el amor, la justicia, el trabajo, la honestidad y otros; para luego encaminarnos con seguridad a la ruta elegida.

Asimismo, se debe aprender a escuchar en medio del ruido externo, para confiar en la propia voz interna, como fruto de una autodeterminación basada en la capacidad de fe y seguridad en sí mismo; y también, de ser el caso, fe en la guía de Dios, pues recordemos que Jesús dijo: “sea hecho según tu fe”, mensaje que nos dice que no debemos perder la fe, por lo menos en nosotros mismos, por consiguiente es importante tener fe en que los problemas de nuestro país pueden ser resueltos; pero no necesariamente por una gracia sobrenatural sino por nuestra capacidad y voluntad dirigida a lograr metas conducentes a la solución efectiva de los problemas orientados al bien común.

El hombre a lo largo de su existencia realiza consciente o inconscientemente una diversidad y un sinnúmero de elecciones, proceso en el cual pone en juego su futuro o destino, orientando consciente o inconscientemente su vida en una u otra dirección. Por ello es importante saber elegir nuestras alternativas de decisión, preguntándonos periódicamente, ¿qué estoy haciendo con mi libertad y a dónde me dirijo? a fin de confirmar, reorientar o corregir dicha dirección y hacer que el presente y el futuro sean óptimos. La única manera de ser libre es, saliendo de la “cueva”, del enclaustramiento o del marasmo mental, rompiendo los lazos al que uno sienta estar amarrado o, por medio del conocimiento ayudarnos a detectar si somos esclavos de la ignorancia o del engaño.

Los padres en la educación de sus hijos olvidan poner en práctica aquel mensaje: “enseña a pescar antes que dar pescado”

En el ejercicio de la libertad es vital el conocer nuestras limitaciones, para ello es menester tener una idea de ciertos aspectos que limitan nuestro accionar, como el de “ignorar o no saber” y “ el dejar de ser o no ser” que se enmarcan en la ignorancia y la falta de definición de uno en su existencia respectivamente, ambas limitan la libertad. Por ejemplo, el estar uno confundido en sus problemas y no definirlos o resolverlos, serán factores limitantes en el ejercicio de la libertad y de su autodesarrollo, si no soy laborioso o puntual, solidario u ordenado, no podré rendir en el trabajo, cumplir algunos compromisos, ayudar a otros, etc. “No ser” (desdecirse de lo que uno es) Ejemplo: no tener una identidad nacional, creerse una cosa que no se es, como sucede cuando un mestizo se cree indígena o blanco, circunstancia en la cual, la falta de aceptación a su ser provocara una confusión inevitable que limitará y afectará su libertad, porque nadie puede engañarse a si mismo, cuando se asume una identidad de manera inauténtica.

Las cualidades o los hábitos positivos permiten hacer cosas y potenciar la libertad; en este sentido, es más libre el que combate sus defectos y desarrolla su personalidad. Claro que no es fácil manejar la libertad personal, principalmente en un medio cultural heterogéneo y sin rumbo definido, como ocurre usualmente en los países subdesarrollados; ello implica hacer algo, puesto que nada viene de la nada, lo cual en la cultura Incaica se expresaba en la frase: “ manan imapas hamuncho imamantapas” y en la cultura inglesa “Nothing comes from nothing”, lo que sugiere que “siempre es necesario hacer algo para tener algo” y cada vez que se haga algo, hacerlo lo mejor que se pueda; toda vez que el pan no cae del cielo, sino hay que producirlo, cuyo proceso no siempre es fácil, sino requiere hacer un esfuerzo, puesto que todo demanda un costo, y ello precisa voluntad para vencer todo obstáculo que entorpezca o impida su desarrollo.

Por eso, conviene tener presente de acuerdo a la cultura que tengamos aquella advertencia que la Madre Tierra o Pacha Mama hace en el Coloquio, descrito en el libro El Mito de un Símbolo Patrio, al precisar aquel consejo muy conocido por el hombre de: “ayúdate que Dios te ayudará”, mensaje que sugiere el de no esperar todavía la ayuda de alguien para conseguir un propósito, menos una limosna, porque ésta atenta contra la dignidad humana respecto a su capacidad y cualidades, así como en términos religiosos ofende a Dios, por recurrir al facilismo, desdeñando aquellos dones y virtudes que Él dio al crear al hombre; lo que sugiere que a Dios no se le debe pedir ayuda sino guía.

Uno de los factores de ausencia de una autoayuda en el hombre se debe a que; de un lado, los padres en la educación de sus hijos olvidan poner en práctica aquel mensaje: “enseña a pescar antes que dar pescado” y de otra parte, a que los Gobiernos, básicamente en los países subdesarrollados, prefieren destinar grandes recursos a políticas socio-económicas paternalistas no planificadas y por tiempo indefinido, en lugar de hacerlo planificadamente y por un tiempo limitado y renovable de ser el caso, acompañados de programas alternativos y paralelos de autoayuda, capacitación de autodesarrollo, creación de oportunidades para fomentar o desarrollar fuentes de trabajo productivo, etc. Y así desterrar la esperanza en la ayuda y en la limosna.

En tal sentido, es pertinente tener en cuenta que, “De no ayudarse a sí mismo ni Dios lo ayudará a uno”, frase que constituye una sentencia, basada en el don del libre albedrío, dada al hombre por Dios. Es más, recordemos que Dios está más allá del bien y del mal; no tener en cuenta dicho mensaje en la formación de una sociedad puede generar sentimientos de irresponsabilidad, con la consiguiente formación de una población de esclavos de sus propias limitaciones, por cuanto las dependencias internas o externas que comprometan la dignidad o libertad degeneran la personalidad del hombre.

De otra parte, conservar la vigencia de la libertad implica defender lo que a uno le pertenece o corresponde; básicamente, porque ella es un factor activo no sólo de la sobrevivencia, sino también, de una autoestima personal o colectiva, según el caso; siendo imperativo e importante saber asimilar que el propósito de tal defensa es conseguir o preservar el bienestar individual o social, como derecho. La ejecución de tal propósito conlleva, principalmente, la defensa no sólo de la propiedad material o inmaterial sino sobre todo de la libertad, ya que ella le corresponde al hombre por su propia naturaleza; toda vez que, la libertad es inherente al hombre como precedentemente se indicó; siendo conveniente remarcar que para preservar y mejorar la libertad individual es importante bregar por una independencia mental; es decir, conseguir ser auténtico y no dejarse influenciar por costumbres o hábitos ajenos a sus principios y valores, a fin de no dejarse arrastrar por la alienación y no mellar la independencia mental, sobre todo en esta época en que la cultura de los pueblos menos desarrollados viene siendo disminuida, degenerada y hasta destruida como efecto de la globalización antihumana.

De otro lado, cabe remarcar que, la defensa de la pertenencia está ligada al derecho de la propiedad y ésta al de la libertad con un sentido de dignidad y responsabilidad, razón por la cual es necesario detenernos un poco para reflexionar brevemente, sobre ciertos valores básicos como los señalados anteriormente y su relación con la obtención de algunos bienes, como es el caso de la libertad y la propiedad.

Teniendo en cuenta lo expuesto precedentemente y con el propósito de cuidar, defender y practicar coherentemente la Libertad y así merecerla, es pertinente tener siempre presente, la regla o enunciado siguiente:

Que, la vigencia o fuerza de la libertad está en relación directa a la orientación constructiva que se de a los actos individuales y colectivos, y en relación inversamente proporcional, a la orientación destructiva o negativa que se de a dichos actos.

La inobservancia de tal postulado conlleva al debilitamiento de la vigencia de la libertad con proyección a un retorno de la dependencia y de la esclavitud. Es pertinente por ello, reflexionar sobre la propiedad colectiva que debe fomentarse en los paises subdesarrollados, quienes al parecer están destinados a no tener una libertad económica, debido a que la competencia del mercado mundial es desigual y desleal, a causa de la voracidad de las grandes transnacionales quienes hacen mal uso de la libertad ética; en tal sentido la única vía de formar grandes capitales sociales o colectivos, es formando cooperativas o empresas públicas eficientes y autónomas con accionariado difundido, capaces de competir en el mundo globalizado con lealtad y ética, para ello es necesario que las empresas colectivas, estén acorazadas contra la politiquería y la corrupción.

Finalmente para preservar y fortalecer nuestro espíritu de libertad es necesario tener presente el sentido y significado de la reflexión del hombre libre y su destino de juridá, que se cita en el menu de artículos

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