La naturaleza de los símbolos patrios radica en que éstos son objetos culturales que constituyen representaciones cognitivas y emotivas del conjunto de valores de una nación, cuya función es la de ligar o conectar los sentimientos de amor, identificación y solidaridad del individuo con la sociedad y la patria.

Todo himno patrio constituye un instrumento de poder donde confluyen: el poder del pensamiento, el poder de la palabra, el poder de la autosugestión y el poder de la música; los mismos que ejercen una influencia gravitante en la formación, desarrollo y consolidación de la identidad e integridad personal y colectiva de una comunidad, configuración que obliga a observarla cuidadosamente.